domingo, septiembre 14, 2003

En la oscuridad

- Está forzada la entrada a la cabaña del fondo- dijo una mujer antes de irse.
- Venís de allá?
- No, me dijo el jardinero.
- Ok, ahora vamos.
Cargó el termo con agua caliente, fue a su cuarto, sacó una valija y de ella dos armas.
Volvió al comedor, llevó la corredera de la pistola hacia atrás y la soltó, colocando una bala en recámara y la pasó a su amigo que acababa de llegar.
- Ése es el seguro, ahora lo tiene puesto, se lo sacás y tirás.
Es de esos amigos que no preguntan, van. Asintió, guardaron las armas entre el pantalón y la piel y salieron.
Se internaron en la oscuridad del parque y pensó. Pensó que había visto cosas parecidas en las películas, y que hay cosas de las películas que después de que uno ve, le gustaría hacer. "Es una situación de película" se suele decir, y a qué hombre no le gustaría cargar un arma y hacer el héroe por ahí? Pero pensó que en la oscuridad real no es como en las películas... en la oscuridad real no se ve un carajo. En la realidad un malo puede no ser tan malo. Un malo puede ser nada más que un pibe queriendo robar una pavada. Por eso cuando notó que dos personas se acercaban no se escondió y desenfundó, como en las películas, sino que quiso ver primero quiénes eran. Pensó que ya iba a tener tiempo de desenfundar, y que por ahí no hacía falta, que herir puede matar y matar no es joda, que en la realidad Dios existe y mira. Que, a su forma, nos cuida mejor que nosotros mismos. No necesitó hacer ni un gesto al amigo porque sabía que tenía tanta sangre fría como él o más, y si él esperaba iba a esperar.
Los otros tampoco se escondieron sino que avanzaron. Eran dos también y los reconoció estando ya muy cerca. Eran dos que tenían llave de la cabaña, se habían enterado y fueron a ver qué faltaba, pero no era gran cosa, ni siquiera se habían llevado las carpas, que era lo más valioso. La charla no duró mucho, gracias a Dios, porque el mate esperaba adentro.
Apoyaron las armas en la mesa de la cocina.
- Cuántos tiros tiene?
- 7. Amargo, no?- preguntó mientras le ponía yerba al mate.
- Últimamente vengo tomando dulce.