martes, abril 03, 2007

Escrito por Eduardo Mangiarotti




Hubo varias criaturas inverosímiles que me fascinaron de un modo especial. Pero ya de chico una de las que más me interesaba era el Ave Fénix, ese pájaro que una y otra vez renacía de sus propias cenizas tras abrasarse en las llamas de su pira funeraria. Años más tarde, descubrí que en varios bestiarios medievales y en discursos teológicos antiguos el Fénix se convirtió en un símbolo de Cristo (como también lo son el Pelícano, el Pez, el Cordero y otros), más específicamente de su resurrección. Me parece un símbolo fantástico para los cristianos, mujeres y hombres "de constantes comienzos", como decia el hermano Roger. Personas capaces de renacer de sus propias cenizas, esto es, capaces de atravesar el fuego de la crisis para nacer a un modo nuevo de vida, a una etapa distinta. Mujeres y hombres que saben de la noche y la espera, que protegen con sus cenizas el rescoldo de una vida que se resiste a apagarse y sólo está esperando el momento oportuno para volver a encender todo.

1 Comments:

Blogger edumangia said...

¡Qué honor estar citado en tan ilustre blog!

abril 04, 2007 5:59 a.m.  

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