lunes, mayo 21, 2007

hombres de paz

Cuentan que hacía frío.
Eran tiempos de conflicto con un país hermano, y estaban cerca de la frontera, así que si había que dormir con las armas se dormía con las armas, si había que comer con las armas así se comía, si había que celebrar misa con las armas en la mano se celebraba con las armas en la mano. Las armas pasaban a formar parte del hombre, "para eso son soldados" decían los superiores. Otros dirían que se hicieron, no que "son".
Pero el cura que fue no era capellán militar, era un cura común nomás. Y con las manos frías, haciendo humitos con el aliento fue preparando lentamente el altar. Como dándoles tiempo.
Cuando levantó la vista se quedó en silencio un momento. Los años le habían dado que no le importara provocar silencios incómodos, ni le molestara que cada tanto pensaran que definitivamente se había vuelto loco.. al contrario, le producía cierta diversión misteriosa.
- Qué pasa, padre?- preguntaron al fin
- Las armas, pueden dejar las armas para celebrar misa.
- No, no podemos padre, estamos en conflicto.
Empezó a juntar lentamente lo que tan lentamente había preparado.
- Qué hace?
- Si celebramos misa es para pedir la paz, las armas se quedan al costado.
- Está bien, padre-
Inclinación de cabeza, orden a los soldados, ruido de armas dejadas a un costado.
El cura sonríe como los viejos cuando su capricho vence.
- En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Después volvieron a las armas, pero no se olvidaron nunca de que Dios es un Dios de paz. El conflicto nunca se concretó.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

"...las armas se quedan al costado."
Evangelina

mayo 24, 2007 5:27 a.m.  
Blogger Juan Ignacio said...

sin balitas

mayo 24, 2007 7:34 a.m.  

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