viernes, noviembre 30, 2007





- No te entiendo.



- A la gente hay que cuidarla, hermano, no es tan difícil de entender.


Lo que nos une



-Esa.
-Es peligrosa.
-Pero está buena, es la que más me gusta.
-Sí. Es especial.

Miran un rato una pared de la montaña. Cada montaña tiene muchas, cada subida es diferente. Tiene distintos desafíos, distintos riesgos y distintos paisajes.

Preparan la soga. Es lo que los va a unir durante toda la subida. Van a subir juntos y solos a la vez. Uno no puede hacer el esfuerzo del otro, pero algo siempre los va a unir. Si uno cae, el otro lo sostiene..
Eligen la distancia que va a haber entre ellos. Tiene que ser una distancia donde la caida de uno no corte la soga. Una distancia donde cada uno no haga demasiado recorrido solo y se canse.

-Cuidate mucho.
La primer subida es la más peligrosa, porque es el único momento donde el otro no lo puede sostener, podría intentar atajarlo al caer, pero eso es riesgoso para los dos.

Elije bien los lugares donde apoyarse, dónde sostenerse y dónde hacer fuerza con las piernas. Mide sus fuerzas, busca lugares donde descansar sin quedar colgando. Resuenan las palabras en su cabeza. Llega a una buena piedra y asegura el clavo por donde va a pasar la soga atada a su cintura para sostener a quien está al otro lado de la soga. Se pone en una posición firme, que le permita aguantar el golpe de soga de una posible caída y hace señas.

La otra persona empieza a subir, sabiendo que si cae alguien la va a sostener. Alguien va a detener la caída al vacío. Por eso no tiene miedo a la montaña. Subir solo una montaña puede ser muy peligroso. No debería elegirse una pared riesgosa, por muy lindo paisaje que tenga, pero de a dos hay más seguridad. Hay con quien compartir el paisaje y el logro.

Se encuentran. Descansan.

Y quien venía subiendo sigue subiendo, hasta que la distancia de la soga diga que es momento de buscar un nuevo encuentro. Asegura un segundo clavo, se acomoda, y tira de la soga. El de abajo recibe el tirón y comienza a subir, confiado.

Hasta que ven venir una tormenta. Pueden bajar. Pueden acortar la soga para no cansarse tanto, para aumentar la seguridad. Pueden buscar un lugar seguro y esperar ahí. Si la tormenta los sorprende tendran que esperar en donde estén, juntos o separados. Tal vez se mojen, sientan frío.. tal vez el viento sople muy fuerte en algún momento y tengan miedo.

Pero saben que por muy fuerte que sea la tormenta no puede romper la soga, y, aunque los envuelva una nube, o la lluvia sea tan intensa que no les permita ver al otro, esa soga que los ata les recuerda que del otro lado hay alguien con quien se encontraron y con quien se van a volver a encontrar en algún momento, y la sola idea los sostiene.