miércoles, abril 23, 2014

Guerra fría


Maresca era un tipo realmente desagradable. Uno a veces conoce adjetivos y no puede ponerles cara. Con Maresca pude ponerle cara al adulador. Trabajo en un hogar para gente en situación de calle, soy uno de los "encargados de la noche", osea que si hay quilombo nos tenemos que hacer cargo, y si alguno de los que estan acá viviendo no colabora o se manda las suficientes cagadas, nosotros somos bastante culpables de que se los eche.
Maresca le chupaba las medias a cuanta figura de autoridad se cruzara. Con sus compañeros era implacable, ni hablar si eran inmigrantes porque era racista, pero cuando pasaba un encargado parecía un angelito. Le veías, igual, en la mirada, en la sonrisa falsa, que era eso: alguien que adulaba por conveniencia. La sensación era que ni bien dejara de convenirle podía clavarte un cuchillo en la espalda o verte morir con los ojos fríos como balazos.
Una vez un ucraniano que estaba viviendo en el hogar me dice ¿me sacás este tipo de encima? porque yo lo voy a lastimar. Fui y le dije a Maresca que la terminara, que por ser argentino no era más que nadie, y que él tenía apellido italiano y si hubiesen tratado a sus abuelos como él trata a los inmigrantes la hubiesen pasado mal.
Pasó. 
Tiempo después estaba leyendo sobre el desastre de Chernobyl y le pregunto, mientras revisamos los bolsos al entrar, al ucraniano
- Vivías cerca de Chernobyl en el 86´?
- No, en el 86´ estaba en Afghanistán
- Fuiste spetnatz?
- Era de una fuerza especial que dependía del KGB pero no éramos spetnatz.

Después me enteré que fue el único sobreviviente de su unidad, que lo evacuaron en helicóptero con las tripas afuera y que los tatuajes de dragones que tenía en los brazos -una costumbre típica de la fuerzas especiales rusas- se los habían regalado sus compañeros. Le decían dragón "porque escupe fuego".
Y Maresca se le hacía el malo! nos reímos con un compañero. Una rata molestando a un dragón.

Ahora estoy leyendo sobre la guerra fría. Ya estoy llegando a Reagan y Afghanistán, pero hace un par de días pasé por Angola. Angola se independizó de Portugal en el 75', y como suele ocurrir en los países nuevitos, se empezaron a matar entre ellos para ver quién gobernaba de acá en más. Había tres facciones: los marxistas del MPLA apoyados por los soviéticos, los del FNLA apoyados por los chinos, y los del UNITA apoyados por los sudafricanos. Pero estábamos en la guerra fría, así que la URSS no podía intervenir directamente y menos estando tan abierta la llaga de Vietnam en el mundo, así que mandó a lo cubanos. Los cubanos fueron, con armamento soviético, y vencieron. Otra vez.
Anoche en el hogar estaba apagando las luces, mandando a los muchachos a dormir porque ya eran las 10, y le pregunto a un cubano si había podido sacar visa para ir a Guatemala (y de ahí de vuelta a Cuba) y no me acuerdo exactamente como llegamos a que me termine contando que estuvo en Angola. Era tanquista (íbamos con los T55 rusos) y apenas llegaron tuvieron que ponerse a combatir porque la situación estaba complicada. Recuerda sentir las explosiones enemigas cerca y cómo retumbaba el tanque. Se le abren  bien grandes los ojos cuando recuerda, como si volviera la adrenalina, algunos compañeros dan vuelta el tanque y huyen porque era la primera vez que entraban en combate, pero él va "pa'lante" traba con el pie un comando del tanque para conducirlo y ayuda a la vez con los disparos, le grita a sus compañeros para animarlos. Dice que no se veía nada, que en la guerra no se ve nada, todo humo y polvo (la famosa niebla de guerra). Una vez se quedaban sin munición en los tanques y usieron los katiuska (antiaéreos) en modo "tierra" y dispararon: volaban pedazos de árboles y personas. Cuando fueron a ver la imagen impresionaba. Después lo pasaron a inteligencia (por el coraje que había demostrado): armó su red de inteligencia dándole comida a elementos locales a cambio de información: ellos seguían a algunos angoleños de los que sospechaban, y si le pasaban información al enemigo cuando volvían al campamento los fusilaban.
- Y gracias a ustedes ganaron.
- Si, hombre! si no íbamos nosotros estaban listos. Cuando fue lo de malvinas estábamos listos pa venir.

Quién hubiera dicho que me iba a encontrar dos episodios de la guerra fría en el hogar. Parece que no fue tan fría, ni pasó tan lejos.

Nuestros compañeros desaparecidos lo atestiguan.